- El índice de referencia europeo Stoxx 600 sólo subió un escaso 0,2% el lunes, a pesar de que la renta variable mundial se recuperó mucho más en julio, con los mercados reaccionando a la desaceleración económica y esperando la relajación de la inflación.
- Es probable que las empresas europeas obtengan unos beneficios más modestos en los próximos trimestres y los inversores se preparan para que la región vuelva a tener unos niveles de crecimiento más modestos y moderados.
Aunque las acciones mundiales repuntaron ante la perspectiva de un ciclo de subidas de tipos de la Reserva Federal de Estados Unidos más benigno, los decepcionantes datos de las fábricas chinas han empañado las perspectivas de las empresas europeas, para las que China es un mercado importante.
El índice de referencia europeo Stoxx 600 sólo subió un escaso 0,2% el lunes, a pesar de que la renta variable mundial se recuperó mucho más en julio, con los mercados reaccionando a la desaceleración económica y esperando la relajación de la inflación.
Los datos oficiales publicados el fin de semana mostraron que la actividad de las fábricas chinas se redujo inesperadamente en julio, después de que los nuevos cierres por pandemia siguieran debilitando la demanda en el ya asediado sector inmobiliario chino.
Se calcula que el sector inmobiliario chino contribuye al 29% del PIB y afecta hasta el 70% de la producción económica a través de la demanda auxiliar de otras industrias relacionadas, desde los materiales de construcción hasta los servicios de comercialización.
Los compradores chinos de viviendas que retienen los pagos de las hipotecas y los contratistas que se niegan a trabajar hasta que los promotores les paguen han tenido un efecto perjudicial para las empresas europeas, que son proveedoras de todo tipo de productos, desde materiales de construcción y electrodomésticos hasta coches de lujo, a juego con los nuevos apartamentos.
Europa también se enfrenta a nuevos retos con la llegada del invierno, con una guerra en su patio trasero y las continuas amenazas de Moscú de cortar el suministro de gas natural al continente, lo que amenaza con sumir a la eurozona en el frío y la oscuridad y congelar sus principales industrias exportadoras.
La inflación en la eurozona alcanza ya niveles récord y crece el descontento de la población ante el aumento del coste de la vida, que hasta ahora ha obligado a dimitir al primer ministro italiano.
A diferencia de Estados Unidos, el Banco Central Europeo no puede hacer mucho para frenar el ritmo de las subidas de precios, ya que la reciente subida de 50 puntos básicos es la más alta en décadas, y se produce a costa de una región en la que las condiciones económicas difieren enormemente del norte al sur.
Es probable que las empresas europeas obtengan unos beneficios más modestos en los próximos trimestres y los inversores se preparan para que la región vuelva a tener unos niveles de crecimiento más modestos y moderados.